Fíjate en esas ramas, tan bonitas, tan erguidas, tan altas, con esa cadencia que las hace únicas y que se prestan obedientes a ser contempladas para satisfacer tu ilusión. Mira cómo juegan a esconder el sol.
me fijo, y me sigue admirando algo tan secillo y a la vez complejo como las ramas de un árbol.
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Fíjate en esas ramas, tan bonitas, tan erguidas, tan altas, con esa cadencia que las hace únicas y que se prestan obedientes a ser contempladas para satisfacer tu ilusión. Mira cómo juegan a esconder el sol.
ResponEliminame fijo, y me sigue admirando algo tan secillo y a la vez complejo como las ramas de un árbol.
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